Normalmente vemos la harina cuando papá y mamá hacen la comida, pero esta vez la harina llegó a nuestras manos. Comenzamos jugando con las manos¡que suave!, luego utilizamos botes, cucharas, embudos... y descubrimos que podíamos llenar, vaciar, volcar y hasta dibujar. Una vez más las cosas sencillas son las que más nos llenan, nos entretienen y con las que además aprendemos y nos divertimos. Nos gustó tanto que quisimos repetir otro día. ¡!No os perdáis las fotos de la primera parte!.
Por la cara de algunos parece que la segunda parte no les gustó tanto como la primera, aunque hay otros que se ve que la gozaron. jajaja.
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